domingo, 8 de febrero de 2009

Miércoles 5 – El Halar se va a acabar

Nos levantamos sin saber que iba a ser un día especial. Era el último día que íbamos a estar todos juntos en Bluefields. Lorena, el Ing. Juan y yo nos íbamos el viernes a la mañana para Managua. Habíamos planificado hacer una cena de despedida y salir a bailar el jueves por la noche. Sin embargo, como la Dra. Castro y Jimmy se iban a Managua el Jueves, el plan quedaba en el aire. Así que fue la misma Dra. Castro la que les propuso a Judit y a Mateu que se vinieran a Managua para poder celebrar la despedida allí todos juntos. Ambos aceptaron la propuesta, genial! Judit saldría el mismo jueves a las 5h30 de la mañana en panga y bus con la Dra. y Jimmy, mientras que Mateu vendría el viernes con nosotros en avioneta. Una vez decidido, Juan, la Dra. y Jimmy empezaron a proponer lugares que podríamos visitar. Sólo de oírlos se nos disparaba la ilusión y las ganas de viajar a Managua.

Además de soñar y planificar las actividades del viernes también trabajamos duro. El objetivo del día era acabar la mayor cantidad de temas pendientes aprovechando que estábamos el equipo al completo:
- Acabar de cablear las zonas 1 y 3.
- Acabar de colocar todas las canaletas y hacer los agujeros pendientes para poder bajar el cable.
- Crear todas las rosetas posibles.

Al final del día habíamos cumplido casi todos los objetivos.

El Ing. Juan, Moises y yo acabamos de cablear las zonas 1 (finanzas (2 puntos), fisioterapia, bodega, laboratorio) y 3 (quirófano, neonatos y labor y parto). 8 puntos en total. Además, acabamos de bajar el cable en epidemiología. Debido al poco cable que nos quedaba tuvimos que hacer malabares para poder llegar a todos los puntos. Entre otras acciones, directamente subidos en el cielo raso redefinimos rutas y recolocamos los tubos por los que iban a pasar los cables. A la tarde, el equipo de instalación junto con Mateu organizamos la bajada de los cables desde el techo hasta el rack.

Lorena y Judit pudieron entrar por fin en las salas de la zona 4, a las que intentaban acceder desde hacía varios días. Así que acabaron de colocar todas las canaletas e hicierion los agujeros que quedaban pendientes. Esta zona se intentará cablear durante las próximas semanas una vez consigamos las 2 bobinas de cable que faltaban. Además, por la tarde hicieron 12 rosetas más, con lo que nos quedaban 17 para el día siguiente.

Justo antes de comer nos llamaron para ver una tortuga gigante que las autoridades habían decomisado a unos pescadores furtivos. La pesca de tortugas, aunque permitida en Nicaragua, está vetada en esta época del año. La pobre estaba aleatada boca arriba, lloraba y cerraba los ojos con sufrimiento. La verdad es que resultó bastante triste. Al día siguiente nos la iban a servir de comida.

Por la tarde, la Dra. Castro había planificado una video-conferencia con el médico de San Pancho. Mientras esperábamos a que se conectara revisábamos la configuración del enlace. Al poco el médico llamó al celular de la Dra. para informarle de que no podía conectarse debido a que las baterías no tenían carga suficiente para mantener el ordenador encendido. En cualquier caso, le médico de San Pancho nos confirmaba que durante el día, la conexión por Netmeeting funciona sin problemas mientras que la del teléfono no. Aunque teníamos planificada una visita a la Aurora, debido al exceso de trabajo en el hospital y la disponibilidad de la Dra hemos decidido posponerla para algún día de las próximas semanas. La idea es que vaya Judit acompañada de la Dra. y Jimmy (experto en redes e instalaciones de placas solares).

Para despedirnos de Bluefields fuimos a cenar los 4 con el Ing. Juan al Luna's Ranch donde pudimos leer y ver en fotos y artículos la historia del huracán del 1988. Cenamos mientras llovía a cántaros y el viento soplaba con fuerza. Para variar, en lugar de Toñas pedimos Victorias. Sólo les quedaba una, con lo que sin más remedio volvimos a nuestra querida Toña.

La vuelta a casa costó un poco. El Luna's Ranch está en un lugar bastante apartado, además, debido al mal tiempo no circulaban casi taxis por la zona. La intención era ir 5 en el mismo taxi, sin embargo tuvimos que separarnos. Metimos al Ing. Juan en el primero que pasó (él no quería dejarnos solos) y el resto nos subimos en otro compartido con un hombre que iba al barrio de San Mateo.

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