viernes, 5 de febrero de 2010

Hola Nicaragua

Pasaron 24 horas desde que salí de mi casa hasta que llegamos al Hotelito Kelly en Managua. En el aeropuerto de Amsterdam debíamos esperar tres horas, intentamos conectarnos a la red WiFi pero debíamos pagar 3 euros por 15 minutos. En el vuelo Amsterdam-Panamá City me llamaron la atención dos cosas: un video de KLM en el que salían imágenes de Holanda y practicaban sobre hielo una infinidad de deportes que nunca hubiera imaginado, de los cuales el que más me chocó fue el patín a vela (o patín catalán) sobre hielo; y por otro lado no acabé de entender por qué KLM desechó unos 30 vasos de plástico por cada pasajero, pues cada vez que te servían una bebida (que fueron muchas) te daban un vaso de plástico y al acabar lo tiraban, aun tengo la esperanza que fueran para reciclar.

Al llegar al aeropuerto
internacional Augusto C. Sandino de Managua ya era de noche, pagamos los 5 dólares de tasas para entrar al país y esperamos una media horita la llegada del Ingeniero Juan. Nos confesó que venía tarde porque calculaba que el avión se retrasaba normalmente. Nos subimos en el taxi de una amigo suyo y nos dirigimos al Hotelito Kelly tal y como estaba previsto. Tras observar las calles de Managua desde el interior del taxi llegamos finalmente al Hotelito Kelly donde nos dieron una habitación con aire acondicionado, un detalle importante pues el calor era horrible. Aquella noche tomamos nuestra primera Toña (cerveza nacional de Nicaragua) acompañados del Ingeniero Juan en el bar del hotel.

Al día siguiente habíamos quedado con el Ingeniero Juan a las 9 de la mañana para hacer unas cotizaciones de unos equipos, me fui a dormir pensando que de día la imagen de Managua sería muy distinta de la que había visto por la ventanilla de aquel taxi antiguo y ruidoso que habíamos cogido en el aeropuerto.

Estas son las líneas que escribí aquella noche en la habitación del Hotelito Kelly, igual que aquel día, a partir de entonces intentaríamos buscar cualquier hueco para escribir nuestras vivencias, tanto cuestiones técnicas sobre el proyecto como anécdotas más cotidianas o pensamientos personales que surgieran durante el viaje.

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