jueves, 28 de febrero de 2008

Día 6 – Obligados a dar un frenazo

Los dos ordenadores, que tenían que haber llegado lunes o martes, en el último avión de ayer aún no habían llegado. Los han mandado como carga en la línea aérea “La Costeña”, con la que vinimos, y que si tiene el avión lleno, bajan la carga. Parece que están teniendo mucho éxito, porque en el primer avión de esta mañana, tampoco han llegado. He estado llamando a Francisco cada media hora desde las 7:30. Al menos se habrá percatado de la importancia del tema.

Nos han prometido que en el avión de las 11 si llegarían, así que nos hemos ido a la ferretería, y hemos comprado:

  • Más tuerca y más arandelas para las bridas.

  • Cable mangera y clavijas eléctricas.

  • Dos varillas de cobre, y 9 metros de hilo monofilar grueso para montar un pararayos.

  • Dos regletas de conexión.

  • 6 litros de agua destilada para el mantenimiento de las baterías.

En la ferretería hemos decidido que no tenía sentido ir hoy a La Aurora, porque llegaríamos con sólo 2 o 3 horas de luz. Hemos decidido salir mañana a las 6 de la mañana. Ellos han bromeado con que serían las 6 hora “Nica”, es decir, las 7. Ahí nos hemos cuadrado y hemos dejado claro que serían las 6, hora britá..Nica.

Francisco y Juan han traído un inversor, y prometen que en La Aurora hay un regulador, porque los dos que dejaron Toni, Albert, Pau y Neus los frió un rayo (de ahí nuestro empeño en construir un pararayos).

Mientras hacíamos tiempo para las once hemos ido a ver la panga con la que iremos mañana, es una lancha abierta, más grande que las del viaje regular, pero de bancos corridos de madera igual, y con plástico igual por si llueve. El panguero se llama Rafael, como yo. Francisco ha insistido en que fuéramos a dejar pagada la gasolina, así que, con dólares efectivos, 235 para ser exactos, hemos pagado los 45 galones (unos 170 litros), que vamos a gastar en ir i volver. Como aún faltaba algo de tiempo, hemos ido a un “ciber” a bajar unos drivers de una webcam que nos pasó Pau. No desaprovechamos ni 10 minutos, estamos en modo “turbo”, y por eso nos pone tan de mal humor tener que estar esperando unos equipos que llevan pedidos un año y medio.

Hemos ido al aeropuerto, y ¡por fin! Han llegado tres cajas pesadas. Hemos ido corriendo a la casa, y nos hemos puesto a desembalar como posesos. Venían dos PC bastante modernos, aunque usados, con XP instalado casi limpio. Uno DELL, otro HP. Los hemos conectado, y Joan y yo los teníamos configurados, con Netmeeting instalado y haciendo videoconferencia en menos de 20 minutos, ante la perplejidad de Juan y Francisco que creo que no están acostumbrados a este nivel de hiperactividad.

Nos hemos llevado un ordenador al hospital, y lo hemos dejado montado. Hemos aprovechado para monitorizar el enlace con el Cerro Aberdeen, que seguía funcionando bien, y enseñarle todo el sistema a Juan. Por el camino hemos estado hablando de cómo poder añadir el SILAIS y el Centro de Salud de Bluefields a la red. Parece simple:

  1. Añadir un nuevo equipo VIP en el SILAIS, como raíz, con una antena poco directiva o sectorial, apuntando al Cerro, al Hospital, y al CS de Bluefields.

  2. Cambiar la antena plana del Cerro por una más directiva (que compense la bajada de directividad en el SILAIS), y que apunte al SILAIS.

  3. Reorientar la antena del Hospital al SILAIS.

  4. Poner la antena que habremos quitado del cerro en el Centro de Salud de Bluefields, con un nuevo equipo VIP.

Total, con dos VIP y dos antenas nueva, tenemos toda la red en marcha. Además, el SILAIS es el centro administrativo, y tiene sentido que albergue el nodo raíz. De paso, no estaría de más incluir en el proyecto la instalación de un cableado estructurado en el hospital, que lo tiene de pena, con cables colgando por todos lados, y switch clavados por las paredes.

Se nos ha hecho la hora de comer, y hemos hecho lo de todos los días, recordar la lista de recomendaciones de Pau y escoger la siguiente. Hoy a tocado “La Loma”. ¡Lástima no haberlo descubierto hasta ahora! Es más caro, de acuerdo, pero el sitio es magnífico. Es una enorme “churuata” en lo alto de una loma con vistas sobre todo Bluefields y su bahía. Se veía perfectamente el hospital, y por supuesto, nuestra antena. El servicio impecable, y la música genial. Volveremos, seguro. Quizá si todo va bien podemos venir aquí a celebrarlo.

El plan de la tarde es hacer una prueba de videoconferencia con el cerro. Hemos vuelto al hospital, yo me he quedado, y los demás (Joan, Lluc, Juan y Francisco) han subido al cerro. Yo me he alegrado de perderme el viaje, fráncamente. Ya he tenido bastantes emociones fuertes en ese trayecto. Hemos calculado que en 40 minutos estarían listos para contactar y justo, a las 4:30, sonaba el teléfono. Todo bien. Videoconferencia, transferencia de archivos, pizarra compartida. Juan estaba interesadísimo y no daba a basto a captarlo todo, pero le ha gustado. Yo he tenido alguna visita, curiosa por verme hablar con aurículares, y por ver la imágen de Juan en la pantalla.

Luego para casa, que mañana hay que levantarse a las 5. Al llegar, hemos intentado birlarle la conexión de internet a los vecinos de abajo pero sin éxito. También hemos encontrado una nota que decía que otros cooperantes catalanes querían contactar con nosotros. Luego nos han vuelto a llamar. Resulta que se han enterado que vamos en una panga rápida y quieren añadirse. Hemos ido a cenar con ellas. Se llaman Laura, Lídia y Marta. Son estudiantes de la EPSC, nuestra escuela, y están haciendo el proyecto final de carrera aquí en Nicaragua. Estarán un año. Están estudiando soluciones para la gestión de los residuos sólidos, en otras palabras, qué hay que hacer con toda la basura que hay por todos lados en Bluefields. Me alegro de que alguien esté pensando en el tema, realmente hace falta.

Rafa

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